Cierto que Nueva York no es precisamente conocida por su producción vitivinícola. Pero aparte de capital del American Dream, el imperativo categórico del capitalismo, Nueva York viene demostrando que en la última década hay numerosos fabricantes que se están ganando la admiración del público y que gozan de cierto prestigio.
Desde hace unos cuantos años, el gobierno estatal de Washington se ha embarcado en la carrera para convertirse en el segundo mayor productor del país. En la última década el número de bodegas se ha multiplicado por seis.
Dando seguimiento a los post de la semana pasada hoy seguiremos nuestro recorrido por América. En este caso, hoy enfocaremos en la américa peliculera. ¡¿Qué sería de América sin Hollywood?! Y ¡¿qué sería de la pinot noir sin Hollywood?! ¡¿Me pregunto si alguien ya se ha hecho semejante pregunta.