Muchas palabras podrían definir a Jaqueline, pero si hablamos de vinos, personalmente, escogería sensibilidad y pasión. Una sensibilidad que hace que se interese por la historia que esconde cada botella, además de saber percibir las diferentes tonalidades, los aromas y las cualidades gustativas de un buen vino. Y una pasión que la conduce a formarse continuamente, y que, sin duda, la llevará muy lejos.

Jaqueline reúne dos cualidades que la están haciendo triunfar en el mundo del vino: pasión y creatividad. Pasión verdadera por el vino, en todos sus aspectos, que le genera la irrefrenable necesidad de comunicar. Y creatividad, para encontrar nuevas formas de llegar a la gente y transmitir esa pasión. Para mí, ha sido una suerte conocerla y contagiarme un poco de su bendita locura.

Jaqui es mi alumna predilecta, la alumna de mis complacencias. Lo sería sin duda para cualquier maestro. La recuerdo recién llegada al aula con su español aún limitado, sin conocimiento alguno de vino pero muy inquieta, curiosa, llena de emoción y ganas de aprender, apasionada desde el mismo inicio por este mundo maravilloso.
Como su primera formadora en cata de vinos solo puedo decir que ha sido un orgullo verla evolucionar e ir logrando metas, ¡muchas!. Como siempre le digo, ¡llegará hasta dónde se proponga!