Hoy encendemos motores destino a la región del viñedo francés con los vinos más frescos, afrutados y ligeros.
Si hay dos regiones clásicas y bien diferenciadas entre si en el viñedo francés, son la Borgoña y Burdeos. Dos iconos del vino francés, cada una con su estilo y su historia. Es imposible la indiferencia cuando de un buen vino de cualquiera de estas dos AOP se trata.
El viñedo francés, claramente jerarquizado y posicionado, es plural y diverso. Vinos frescos y afrutados, suaves y delicados, concentrados y tánicos, potentes y cálidos, especiados e intensos, … Toda una paleta organoléptica y sensorial para explorar y disfrutar.
Hoy viajamos hasta la perla gastronómica de España, recorreremos un paseo entre sus viñas que, coquetas, miran al mar. Al País Vasco, tierra de tradición pesquera, de navegantes, de industria y del txacoli.
Como en el prefacio del soliloquio shakesperiano, hoy no me cuestiono sobre ser, sino sobre pertenecer o no pertenecer, esa es la cuestión.
Hoy dedico estas líneas a ese testigo silente y, tantas veces, éxanime siempre fiel a nuestras confesiones: el cuaderno de cata, bloc de notas o como quiera que le llaméis, que contiene no solo descriptores sino también el reflejo de momentos de éxtasis líquida.
Treinta y ocho primaveras disfrutadas, esta última confinada, pero igual, atesorada con los cinco sentidos. Hoy escribo estas líneas con aún más ganas de seguir celebrando la vida, bebiendo buenos vinos con buena compañía.
“Vino de lejos un día. Sonó el timbre y, al abrir la puerta, estaba allí, hermosa como una ofrenda de los sueños.” Así como Fernando Aramburu empieza su relato “La Guapa”, así te puedes sentir cuando descubres el perfume sedoso, seductor e intenso de una buena copa de viognier.
Último jueves del mes de mayo y ya olfateamos las notas aromáticas de flores y frutas del periodo estival del año con deseos renovados y ganas de disfrutar del buen clima, aún en tiempos de coronavirus, así que acabemos el mes con dos clásicos al mejor estilo Vinálogos.