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Argentina, donde la tradición vitivinícola impera

Hoy, vamos hablar de un país que hace años despierta mi curiosidad acerca de sus vinos, sus regiones y su historia. Argentina sin duda es uno de los países de Latinoamérica con más tradición vitivinícola. También es un país donde tengo un especial cariño, donde he conocido gente tan maja y que me siento especialmente unida.

Cierto es que mismo sin conocerlo personalmente, este país me fascina y me hace querer cada día más investigar acerca de su historia y de sus vinos. Por ello, estoy hoy aquí, compartiendo un poco de los conocimientos que he investigado (por veces catado), y que un día podré contrastar estas informaciones con mis propios ojos, y quizás escribir otros artículos acerca del país de la malbec.

Gráfco de Wine Folly

Tradición arraigada

Como he dicho, estamos hablando de uno de los países con más tradición arraigada en el cultivo del vino en toda Latinoamérica. Sin embargo, también es cierto que durante mucho tiempo Argentina se centró en una producción y cultivo de uvas más a nivel industrial, es decir, cultivo con altos rendimientos. Con el tiempo, la cultura respecto a la producción vitivinícola fue cambiando, y con ella, nuevas ideas y conceptos centrados en la calidad del producto fueron imperando sobre otros.

Hoy día, Argentina es el noveno país con mayor producción vinícola del mundo, teniendo 225.000 ha plantadas y una producción anual de 940 millones de litros. Las uvas más plantadas son las tintas, componiendo 70% del paisaje vinícola, mientras que las uvas blancas corresponden a apenas 30%.

Otro hecho curioso es que Argentina posee 3 variedades de uvas autóctonas muy conocidas y extendida en todo su territorio pero raramente cultivadas fuera del país. Son ellas la blanca torrontés, y las tintas, malbec y bonarda.

Argentina de ayer

Con una gran diversidad de varietales gracias a los inmigrantes llegados desde España  e Italia en el siglo XIX, Argentina cultivaba uva pero con pocas aspiraciones de exportación. Tras los grandes descubrimientos, la creación de nuevas culturas en zonas casi desérticas, la cultura vitivinícola acabo por mantenerse tanto en la iglesia como en la mesa.

En mediados del siglo XIX la Malbec llegaba a argentina apoyada por el gobierno local. Este tenía la idea de conformar la primera Quinta Agronómica en Mendoza, dirigida por un agrónomo francés que trabajaba en Chile, llamado Miguel (en algunos libros su nombre está como Michel) Amado Pouget.

Fue Pouget quien trajo, a lomo de mula, a través de los Andes, las primeras cepas seleccionadas con criterio comercial. Entre ellas, estaba la aromática Malbec.

En las primeras décadas del siglo XX se plantaron en Argentina más de 50 mil hectáreas de esta cepa. La observación paciente y meticulosa hizo que generara viñedos de calidad, seleccionando las mejores plantas que se adaptaban a su terroir.

Argentina hoy en día

El país hoy tiene viñedos que ocupan unos 1000 km de norte a sur. Esta zona tan extensa de cultivo hace con que la viticultura local gane en riqueza y matices, ya que diversos factores distintos influencian en el resultado final: desde los climas, latitudes y altitudes, como los suelos.

Por ejemplo, en la región de Cafayate, al norte del país, podemos hallar los viñedos más altos del mundo, en una región llamada Salta, donde mucho de los viñedos está a más de 2000m. Pero también están los viñedos de Catamarca, La Rioja (Famatina), San Juan, la famosa Mendoza, , Río negro e incluso la Patagonia.

Nunca mejor dicho, en Argentina todo es una cuestión de terroir.

¡Chínchin!

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