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Si alguna vez has oído hablar de los términos cruce, clon
e híbrido en el mundo del vino, es probable que te hayas quedado
pensando “¿y eso qué es?”. Te lo explicamos.
Un clon se refiere a una planta que ha sido propagada a través de esquejes, de manera que mantiene la misma información genética que la planta madre. Esto significa que los clones de una variedad de uva comparten las mismas características, tales como el sabor, el tamaño y la textura de los racimos, la resistencia a enfermedades, entre otros. Los clones se obtienen mediante un proceso conocido como “selección clonal”, que permite a los viticultores elegir plantas con características más deseables.
Un ejemplo famoso de clonalidad es el Pinot Noir. Esta variedad de uva tiene muchos clones que varían en rendimiento y características. El Pinot Noir Clone 115, por ejemplo, es conocido por su bajo rendimiento, ideal para la producción de vinos tintos de alta calidad, mientras que el Pinot Noir Clone 521 tiene un mayor rendimiento y se utiliza más para la producción de vinos espumosos.
Un cruce es el resultado de la polinización entre dos plantas de la misma especie. Los viticultores han realizado cruces de uvas durante siglos para combinar lo mejor de dos variedades diferentes. El objetivo es obtener una planta que tenga las características deseadas de ambas, como la resistencia a enfermedades y un perfil de sabor único.
Un ejemplo de cruce célebre es el Cabernet Sauvignon, que se originó de un cruce entre el Sauvignon Blanc y el Cabernet Franc. Este cruce, probablemente realizado de manera accidental, dio lugar a una de las variedades más exitosas y apreciadas en todo el mundo. Otro ejemplo es el Pinotage, un cruce entre el Pinot Noir y el Cinsaut, que es especialmente popular en Sudáfrica.
Cuando hablamos de híbridos, nos referimos al cruce entre dos especies diferentes, no solo entre variedades dentro de la misma especie. Este tipo de cruces es más raro, pero ha sido utilizado a lo largo de la historia para crear vides más resistentes a enfermedades y condiciones climáticas extremas.
Un híbrido muy conocido en la viticultura es el Vidal Blanc, un cruce entre el Ugni Blanc (Vitis vinifera) y un miembro de la familia Seibel (una especie americana). El Vidal es conocido por su resistencia a climas fríos y su capacidad para producir vinos de buena calidad en regiones donde las variedades tradicionales de Vitis vinifera no prosperan.
La principal diferencia entre un cruce y un híbrido es que los cruces involucran dos plantas de la misma especie, mientras que los híbridos cruzan especies diferentes. Los híbridos, al combinar características de especies no relacionadas, tienden a ser más resistentes a enfermedades y condiciones extremas, pero a veces pueden sacrificar el perfil de sabor característico de las variedades de uvas tradicionales.
Aunque la clonación es una forma común de propagar las
vides, no siempre es la más adecuada si lo que se busca es diversidad genética.
Aquí es donde entra la selección masal, un proceso en el que los
viticultores seleccionan las mejores plantas de su propio viñedo para obtener
esquejes que se plantarán en nuevas parcelas. La selección masal fomenta la
diversidad genética dentro de un viñedo, lo que puede resultar en vinos más
complejos y equilibrados.
Este método tiene la ventaja de ser más natural que la
clonación, ya que no busca homogeneizar las características, sino seleccionar
las plantas más fuertes y saludables a lo largo del tiempo. Además, los viñedos
que utilizan selección masal suelen tener una resistencia más robusta a las
enfermedades, ya que la diversidad genética evita que todos los clones sean
igualmente vulnerables a plagas o virus.
No existe una respuesta única sobre cuál es el mejor método
de propagación. Los viticultores deben elegir entre clonar, hacer cruces o
recurrir a la selección masal según sus necesidades específicas. Para aquellos
que buscan mantener la pureza de una variedad de uva y garantizar consistencia
en la calidad, la clonación puede ser el camino a seguir. Sin embargo, si el
objetivo es obtener mayor diversidad genética y un vino más complejo, la
selección masal o incluso los cruces pueden ser más adecuados.
En cualquier caso, todos estos métodos tienen un papel
crucial en la evolución y mejora de los vinos, asegurando que siempre haya algo
nuevo y emocionante por descubrir en el mundo de la viticultura.