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Un clásico, un imprescindible, un vino que debemos probar no solo una sino muchas veces a lo largo de nuestra vida, así es el Brunello di Montalcino. “El vino toscano”, monovarietal de sangiovese, quizá el más conocido de Italia junto con el Barolo y el Chianti. 

Brunello es el nombre que se le da a la variedad sangiovese en la Toscana. Montalcino es un municipio de la provincia de Siena, cuyo nombre proviene de las palabras latinas Mons (Monte) e Ilex (Encina), en Español, Monte de las Encinas. 

Localizado a tan solo 42 km de Siena y a menos de 50 km del Mar Tirreno, esta ciudad medieval, rodeada por murallas y dominada por una fortaleza del siglo XIV, que se encuentra en el corazón de la Toscana, es un mosaico de arte, cultura, tradición y buen vino. 

Una ciudad agrícola, conocida hoy en día por sus vinos, donde también encontramos aceite de oliva, miel y espelta. 

Toscana: Cuna del renacimiento, tierra de la sangiovese

Desde la cuna del renacimiento, tierra de ilustres artistas como Boticelli, Miguel Angel, Da Vinci y Dante Alighieri, autor de la obra cumbre de la literatura universal, iniciemos un breve recorrido por la historia de los Brunellos.

La primera Denominación de Origen Controlada y Garantizada de Italia, fue la DOCG Brunello di Montalcino, establecida en 1980. No obstante, la historia de los Brunello se remonta a mediados del siglo XIX. 

Y así como no podemos explicar el inicio de los supertoscanos sin hacer referencia al Marqués Piero de Antinori, en el caso de los Brunello, la familia de Clemente Santi, ahora Biondi Santi, fue el eje de desarrollo de esta denominación. 

Al igual que en el resto de Europa, las enfermedades y plagas relativas a la vid, como el oídio y el mildiu , seguidos por el virulento paso de la filoxera, arrasaron los viñedos toscanos y provocaron una gran crisis a finales del siglo XIX. 

Biondi-Santi: la familia que “tipificó” el Brunello que bebemos hoy en día

A pesar de estos traspiés, la familia Biondi Santi, se desmarcó de la tendencia poscrisis de elaborar vinos de fácil consumo para hacer frente a las vicisitudes económicas generadas por las plagas.

Y haciendo gala del aforismo, “lo que no te mata, te hace más fuerte”, establecieron una estrategia con miras al futuro, decantándose por marcar la diferencia con respecto a otros vinos de la región.

Apostaron por la vinificación de vinos 100% sangiovese, desarrollando el potencial de envejecimiento de la variedad y probando con nuevas técnicas de selección masal en la finca Greppo. A partir de aquí, los Brunellos adquirieron el estilo y sello de identidad que les caracteriza hasta hoy.

La denominación de origen Brunello di Montalcino, comparte territorio con las zonas de producción del afamado y a la vez denostado Chianti y Chianti Colli Senesi, con los vinos adheridos a la IGT Toscana, en los cuales también tienen protagonismo algunos Supertoscanos, y con las DOC Rosso di Montalcino, Sant’Antimo y Moscadello di Montalcino. 

En la DOCG Brunello di Montalcino la sangiovese alcanza su máxima expresión” 

Es la única denominación Toscana, donde esta variedad es protagonista en solitario.  Es aquí donde alcanza su máxima expresión.

En los Brunello di Montalcino, la sangiovese se expresa de distintas formas según la zona de plantación. Da vinos estructurados, voluptuosos, opulentos y a la vez elegantes y dotados de gran personalidad. ¡Una gran riqueza en matices!

Esta versatilidad de la variedad que goza de alta acidez y tanicidad, es maximizada por las condiciones climatológicas y las características del viñedo donde subyace la DOCG. 

Goza de un clima mediterráneo, cálido y seco, resguardado por el Monte Amiata, que es uno de los picos más altos de la Toscana (1740 msnm),  rodeado por el Valle de Orcia y franqueado por las montañas de la Maremma al oeste. 

Las orientaciones y los suelos tienen un papel destacado en la longevidad de estos vinos. Los viñedos al norte son lo que gozan de mayor altitud, con suelos calizos y esquistos de galestros. La vendimia en estas zonas, suele retrasarse entre 2 y 3 semanas más que en las zonas más bajas y cálidas, con suelos mas pesados de composición arcillosa.

Vinificación

El Brunello sale al mercado al cumplir un total de 4 años de crianza obligatoria y 5 cuando se adhiere a la indicación “Riserva”, de los cuales, los primeros 2 y 3 años deben hacerse en barrica, respectivamente. 

La norma es estricta en cuanto a los tiempos pero no en cuanto al método, ya que se puede envejecer en barricas de roble francés, americano o en toneles de roble de eslavonia y en variedad de tamaños, que van desde las barricas bordelesas hasta los 3000 litros de los “botti”.

Brunello di Montalcino. Ardenga.

Brunello hay solo uno, aunque perviven más de 4 estilos diferenciados, marcados por la zonas donde crece la viña.  Al igual que en Burdeos, un Margaux y un Saint-Estèphe, tiene cada uno un estilo, así en esta zona encontramos orientaciones, suelos y características que le aportan señas de identidad propias a cada estilo. 

“Del rojo rubí intenso a los anaranjados”

¿Cómo es el color de un Brunello di Montalcino? Presenta una paleta de colores que van del rojo rubí intenso en la juventud a los tonos granate y anaranjados conforme son más maduros.  Los antocianos presentes en la “sangiovesse grosso” suelen presentar esa característica de inestabilidad en el color, al igual que la pinot noir. 

¿A qué huele un Brunello? A bayas rojas, a flores y a violetas. En sus versiones más maduras, a piso forestal, setas y a aromas terrosos. A notas especiadas de pimienta, clavos y canela. Cuando desarrolla su crianza en barricas de roble desarrolla aromas de vainilla, cedro, resinosos y barnizados. Aromas de torrefactos, notas de café y chocolate. Un brunello huele a Toscana. 

¿Consejos para la degustación? Intenta decantar y oxigenar tus Brunello, entre 2 y 5 horas antes del consumo. La sangiovese es una variedad con tendencia reductiva que se beneficia del efecto del oxígeno para airear esos aromas molestos, que por fortuna, encuentran pronto un punto de evaporación fácil.

Un vino con gran capacidad de envejecimiento

¿Cuándo se consolida internacionalmente esta denominación? A partir de los años 70, al tiempo que se desarrolla el movimiento de los Supertoscanos, en aras de desligarse de la imagen del vino Toscano, refrendada por el Chianti. 

¿Una seña de identidad del Brunello? Su capacidad de envejecimiento

¿Un rasgo destacable? El Brunello di Montalcino refleja como  ningún otro vino, las características climáticas de un año en particular. 

A pulso y con constancia, esta denominación ha sabido darse un lugar en el mundo vinícola internacional. Una cuarta pata de los Grandes “B” del mundo del vino: Barolo, Borgoña, Burdeos y Brunello di Montalcino.  

¿Qué implica esta denominación? Es un compendio de historia, de tradición, de visión de futuro y de vida. Mucho por contar, más aún por aprender, pero ahora es momento de catar. 

¡Salud!

¡Vinalotips!

Al sur de la ciudad del lirio, encontramos Siena, una urbe monumental de origen etrusco con innumerables fuentes de inspiración de arte, arquitectura y cultura para disfrutar con un buen vino de Brunello di Montalcino.  

Como soy un gran entusiasta del Jazz y de los caballos, mi recomendaciones son asistir al festival de Jazz que celebra la Asociación de Jazz de Sienna cada verano, durante dos semanas y que marida perfecto con un Brunello y buena compañía.

Luego, el Palio de Siena, que se celebra en la Piazza del Campo, que es una plaza pintoresca, con forma de concha que data de mediados del siglo XII. Esta hermosa plaza, centro neurálgico de la ciudad, es sitio de congregación de turistas, amantes del vino, el arte y la cultura. 

El Palio de Siena es a Toscana lo que el Carnaval a Venecia. Una celebración bianual con caballos, vino y ánimo festivo, que sin duda recomiendo disfrutar. 

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