El vino de retsina, un tesoro enológico de la antigua Grecia, ha resistido la prueba del tiempo. Aunque hoy en día es menos conocido en el mundo occidental que otras variedades de vino, sigue siendo un símbolo de la tradición vinícola griega. Con una historia que se remonta a más de 2,000 años, el vino de retsina ha sido elogiado por algunos y rechazado por otros. Sin embargo, su carácter único y su relación con la cultura griega lo convierten en una experiencia sensorial inigualable.
Origen y tradición: el vino de los dioses
El vino de retsina tiene un origen muy particular: su sabor distintivo proviene de la resina de pino, un ingrediente que ha formado parte integral de la producción de este vino desde la antigua Grecia. Según El País, la tradición de añadir resina al vino comenzó hace más de dos mil años, cuando los antiguos griegos usaban resina de pino para sellar las ánforas de vino. Este método no solo protegía el vino de las bacterias, sino que también le confería un sabor y aroma característicos.
Con el tiempo, la práctica de utilizar resina de pino se convirtió en un sello distintivo del retsina, y el vino pasó de ser una bebida cotidiana a un símbolo de las festividades y celebraciones griegas. Aunque el uso de resina fue inicialmente una medida práctica, hoy en día se ha convertido en una tradición cultural y gastronómica que diferencia al retsina de otros vinos del mundo.

Retsina en la actualidad: un sabor peculiar y amado por algunos
Hoy en día, el retsina sigue produciéndose en varias regiones de Grecia, aunque la zona de Attica, cerca de Atenas, es la más destacada. El vino goza de una Denominación de Origen Protegida (PGI) que garantiza su autenticidad. Sin embargo, su sabor peculiar no es del gusto de todos. La resina de pino aporta un perfil que puede resultar desafiante para los paladares no acostumbrados a su sabor intenso y su característico toque a hierbas. Decanter señala que, aunque muchos consumidores pueden encontrar este vino poco convencional, hay quienes lo consideran un verdadero manjar por su complejidad y conexión con la historia griega.
Los enólogos modernos han logrado mejorar la calidad del retsina, y algunos han optado por resinas más suaves para suavizar la intensidad de su sabor. No obstante, la resina sigue siendo el alma de este vino, y su presencia es lo que lo hace inconfundible. Además, la acidez refrescante y la mineralidad que caracterizan a muchos vinos griegos se combinan en el retsina, creando una experiencia gustativa que celebra la tradición vinícola helénica.
Un ejemplo de la calidad del retsina: premio decanter 2024
El retsina ha tenido una presencia destacada en el ámbito internacional gracias a premios como los Decanter World Wine Awards (DWWA). En los recientes premios de 2024, un retsina de la región de Attica ha recibido una calificación destacada, lo que refleja el creciente reconocimiento y aprecio por este vino único. Este vino, que se ha ganado su lugar entre los mejores, demuestra cómo los productores griegos han sabido innovar mientras mantienen la tradición. Los galardones internacionales ayudan a elevar la reputación del retsina y a hacer que más consumidores se atrevan a probar este vino tan representativo de la identidad griega.
El retsina premiado no es solo un ejemplo de la evolución de este vino, sino también de la adaptabilidad de la vinicultura griega. En un mundo en el que los gustos y las preferencias evolucionan constantemente, el retsina ha sabido encontrar su lugar en los corazones de los amantes del vino que buscan algo diferente y auténtico. Gracias a su distintivo sabor y a la herencia cultural que lleva consigo, el retsina se presenta como una opción única para quienes desean explorar nuevas experiencias sensoriales.
Retsina: un vino para todos los gustos… o no
A pesar de su especialización, el retsina sigue siendo un vino polarizante. Para algunos, su sabor puede resultar demasiado fuerte o inusual. Otros lo encuentran fascinante, una mezcla de historia, tradición y carácter en cada copa. El País menciona que el retsina es un vino que, más allá de su sabor, tiene una profunda conexión con la cultura griega y sus costumbres. La bebida se consume típicamente en celebraciones, especialmente en las tabernas al aire libre de las islas griegas, donde el vino y la comida se combinan para crear un ambiente festivo y acogedor.
En el ámbito gastronómico, el retsina se suele maridar con platos típicos griegos como los meze (entrantes variados) o pescados y mariscos. La acidez del vino complementa a la perfección los sabores frescos y salados de estos platos, creando una armonía que resalta tanto el vino como la comida. Para los verdaderos entusiastas del vino, el retsina es una invitación a descubrir una parte vital de la tradición vinícola de Grecia.

Un vino con raíces profundas y un futuro prometedor
El retsina ha sabido mantener su autenticidad a lo largo de los siglos, resistiendo modas y tiempos cambiantes. Este vino sigue siendo una muestra del legado griego, con su sabor peculiar y su profunda conexión con la historia. A pesar de las opiniones divididas sobre su sabor, el retsina ha demostrado que no solo es un vino, sino una tradición viva que sigue siendo apreciada por aquellos que buscan algo diferente y auténtico.
Al mismo tiempo, su presencia en los premios internacionales y el continuo esfuerzo de los productores por mejorar su calidad auguran un futuro prometedor para este vino tan único. El retsina está destinado a seguir siendo una joya de la enología griega, disfrutada tanto por los que aprecian su carácter único como por los que desean adentrarse en la rica historia de la vinicultura mediterránea.