Todos los días son días para hablar de poesía, principalmente cuando ella hace hincapié a la bebida de los poetas por antonomasia; la bebida de la pasión; la bebida del amor; el vino. Así como vino y literatura están intrínsecamente relacionados, el vino y la poesía se convierten en uno cuando están juntos. Y es por ello que estamos aquí hoy: para rendir homenaje al vino, pero también a los poetas del vino… aquellos que nos hacen querer leer y leer y descubrir qué vino cataban mientras escribían dichosas líneas.

Poetas del vino
Y es que hay muchos poetas que han dedicado sus poesías a los vinos. Y desde los más antiguos a los más contemporáneos. Pablo Neruda, Rosalía de Castro o Jorge Luis Borges son pequeños ejemplos de lo miles que están pululando por ahí.
Así que vamos rendir un homenaje más que apasionado al vino y poner aquí algunos de los poemas más bonitos que han hecho acerca de esta bebida que nada más es que poesía líquida.
Pablo Neruda
Empezamos con un poema del premio nobel de literatura chileno. Uno de los poetas más famosos del siglo XX, procedente de un país lleno de viñedos en sus más diversos Valles. Neruda de mi vida, no podías escribir poema más lindo…
Oda al vino – Pablo Neruda
El vino
Mueve la primavera,
Crece como una planta la alegría,Caen muros,
Peñascos,
Se cierran los abismos,
Nace el canto
Charles Baudelaire
Baudalaire, uno de mis autores de cabecera también ha rendido homenaje a esta bebida de los dioses. Baudelaire, uno de los grandes de la literatura francesa, escribió “el alma del vino”. Me alegro que no sea solo yo que piense que el vino tiene alma.
El alma del vino – Charles Baudelaire
Yo iluminaré los ojos de tu mujer arrebatada;
A tu hijo le devolveré su fuerza y el ánimo
Y seré para ese frágil atleta de la vida
El ungüento que fortalece los músculos de los luchadores.
Jorge Luis Borges
Aparte de maravillosas novelas, relator cortos increíbles, Jorge Luis Borges ha escrito un Soneto enterito al vino. ¿Cómo se llama? Pues adivina:
Soneto del vino – Jorge Luis Borges
¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa
conjunción de los astros, en qué secreto día
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa
y singular idea de inventar la alegría?
Con otoños de oro la inventaron. El vino
fluye rojo a lo largo de las generaciones
como el río del tiempo y en el arduo camino
nos prodiga su música, su fuego y sus leones.
En la noche del júbilo o en la jornada adversa
exalta la alegría o mitiga el espanto
y el ditirambo nuevo que este día le canto
otrora lo cantaron el árabe y el persa.
Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
como si ésta ya fuera ceniza en la memoria.
José Ángel Buesa
Conocido como el “poeta enamorado”. Me pregunto si enamorado del vino. Su poema “brindis” es un homenaje lindo al amor, regado a vino blanco y vino tinto.
Brindis – José Ángel Buesa
He aquí dos rosas frescas, mojadas de rocío:
una blanca, otra roja, como tu amor y el mío.
Y he aquí que, lentamente, las dos rosas deshojo:
la roja, en vino blanco; la blanca, en vino rojo.
Al beber, gota a gota, los pétalos flotantes
me rozarán los labios, como labios de amante;
y, en su llama o su nieve de idéntico destino,
serán como fantasmas de besos en el vino.
Ahora, elige tú, amiga, cuál ha de ser tu vaso:
si éste, que es como un alba, o aquél, como un ocaso.
No me preguntes nada: yo sé bien que es mejor
embriagarse de vino que embriagarse de amor…
Y así mientras tú bebes, sonriéndome así,
yo, sin que tú lo sepas, me embriagaré de ti…
Después de tanta poesía, ¡¿porque no descorchar una botellita y beber poesía líquida?!
¡Chinchín!