Durante mucho tiempo se pensó que esta cepa era autóctona de EEUU. Los norteamericanos se sentían muy orgullosos solo con creer que poseían de alguna forma una uva autóctona. Más tarde estudios de ADN probaron que dicha uva no era americana, sino croata. Probablemente, después de todas estas pistas ya sabéis a cuál cepa me refiero: la Zinfandel.
Antes de hablar acerca de sus características organolépticas, me gustaría detenerme en su historia y sus orígenes, ya que, así como la Malbec, o la Carménère, la Zinfandel tiene una historia apasionante.
¿La Zinfandel es una uva americana?
Ya repetimos esta información anteriormente, pero nunca está de más decirlo de nuevo. No, la Zinfandel no es americana. Más bien es una inmigrante, como la mayoría de los americanos ( ¡no tienes idea de cómo me gusta esta metáfora!).
Cuenta la historia, y estos hechos son ratificados por Madeline Puckette, que la Zinfandel proviene de los jardines imperiales del Palacio de Schönbrunn, en Viena. Parece ser que algunas cepas fueron llevadas a los invernaderos de Boston sobre el año de 1820. Eso se debe a que, por aquel entonces, era un signo de riqueza tener uvas frescas durante todo el invierno.
Si no es americana, ¿de dónde es la Zinfandel?
Madeline cuenta que la Zinfandel es la misma uva que la variedad croata Crljenak Kaštelanski (¡no me preguntes más, ya que es la primera vez que escucho hablar de esta uva en mi vida!). Su historia se remonta al Imperio Romano. Desafortunadamente yo no estaba ahí para corroborar esta versión (o afortunadamente J ).
Por otro lado, mucha gente piensa que la Zinfandel es en realidad la misma cepa que la uva italiana llamada Primitivo, que da los maravillosos vinos conocidos como Primitivo de Manduria, etc. Sin embargo, la Primitivo es en realidad una pariente clonal, muy similar a la Zinfandel.
Las uvas fueron llevadas a California en la década de 1850. Grandes bodegas de esta zona como Buena Vista Winery y Oak Knoll Ranch, plantaron la Zinfandel, e hicieron de ella una uva de referencia en la zona, convirtiéndola en una de las uvas más plantadas en toda California.
Desafortunadamente, otras variedades como Alicante Boushet se hizo más popular a lo largo del tiempo ya que era más resistente, principalmente cuando se enviaban las cepas a las zonas más al este del estado. Para empeorar las cosas, la filoxera llegó a la Bodega de Buena Vista en la década de 1860. La misma plaga mataría más de 2/3 de los viñedos del mundo en la década de 1890.
Tiempos difíciles en EEUU
Cuando llegó la Ley seca (Prohibition), tener una bodega era una autentica ruina. Los viñedos que sobrevivieron fueron pocos, y las uvas que allí crecían eran utilizadas para fines religiosos. Por ello, la mayor parte de los viñedos de Zinfandel fueron arrancados en esta época.
La Ley Seca fue derogada en 1933, pero aun así llevó tiempo hasta que los viticultores se atreviesen a recomenzar el negocio del vino.
El repunte
Poco a poco el vino volvió a ganar popularidad, principalmente el vino blanco. Investigaciones de marketing llevadas a cabo en 1975 concluyeron que los americanos preferían mucho más el vino blanco que el vino tinto.
En respuesta a esta necesidad, en 1975 Bob Trinchero de la Bodega Trinchero y Sutter Home intentaron crear un vino blanco seco a elaborado con la Zinfandel. Su experimento consistía en utilizar el hollejo del vino, con una fermentación interrumpida. Ya podéis imaginar que el intento fue un desastre, ya que es el hollejo que da color al vino y para que el vino sea seco deberían dejar que la fermentación alcohólica se concluyera. Resultado: el vino salió rosa y dulce.
Asimismo lo sacaron al mercado. Y adivina: fue un exitazo. Por aquel entonces.
Hoy por hoy, el vino blanco elaborado con esta cepa representa el 85% de toda su producción.