A una semana para celebrar navidad empezamos a quedar con nuestras amistades y familia para, entre pequeños grupos, poder celebrar una vez más una navidad. Así que, como cada año, hoy os propongo ideas de regalo de navidad.
Se acerca la navidad y empezamos a vislumbrar paisajes nevados en Madrid. Salimos en bandada hacia la sierra buscando disfrutar otro panorama que, por un momento, nos haga olvidar esta vorágine que hemos vivido en el 2020, y entre la nieve y la pradera pienso en riesling y Raclette.
La semana pasada estuve en Castilla-La Mancha disfrutando no solo del buen tiempo sino también de la gastronomía, aceite de oliva incluido, y sus paisajes variopintos.
En tanto esto pase volveremos a viajar a lo largo y ancho de nuestra geografía, siempre alegre y exuberante, con eternas reminiscencias del periodo estival. Hoy paseamos entre olivos, tamarices y hayedos, vislumbrando la amplia llanura de Castilla-La Mancha.
Hoy hace trece años eclosionó una marea de insondables emociones, que llegaron para marcar mi existencia y la suya. Este es un libro abierto que se escribe día a día y hoy lo escribo para ella, para la luz de mi vida.
Nos acercamos a la temporada navideña y, con este otoño cobrizo que se va enfriando silenciosamente, el cuerpo me pide vinos generosos. Hemos viajado de Oporto a Madeira y hoy, a la DO más antigua de España: Jerez, con su palo cortado.
Hoy haremos un breve viaje a la Isla de Madeira donde se funde el verde esmeralda de su vegetación con los tonos marinos del agua que le circunda y la variedad cromática de flores y frutas multicolor que le retrata.
Hoy escribo con el brío que despierta en mi “vinalogar” y el mundo del vino, pero desde el hartazgo pandémico que se extiende y condena nuestro día a día y cualquier intento de planificación que insufle alegrías en nuestro corto y mediano plazo.
“Que muchas sean las mañanas de verano en que llegues -¡con qué placer y alegría!- a puertos nunca vistos antes.” En mi “viaje a Ítaca”, hoy alimento mis papilas gustativas con el fruto de la vid de las serpenteantes y empinadas colinas doradas en pleno Douro. ¡Bienvenid@s a Oporto!