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Y nos vamos acostumbrando a la vuelta a lo básico, donde lo que parecía tendencia o moda es más bien una filosofía o incluso, una necesidad. El veganismo, que defiende opciones de alimentación libres de maltrato y uso animal, también acoge a los vinos veganos.

Vivimos en constante cambio, a veces, inmersos en una burbuja sideral que nos dibuja mundos perfectos de los que queremos ser parte, y bajo ese mismo efecto ilusorio probamos y terminamos haciendo nuestras, algunas  nuevas formas de conectarnos con nuestra realidad.

El tornar la mirada hacia las raíces, hacia un estilo de vida en armonía y equilibrio con el medio que nos rodea, es cada vez mayor  y en Europa las cifras lo acreditan.

Veganos, frugívoros, vegetarianos, apivegetarianos, crudiveganos, etc., son todas corrientes muy asociadas a la alimentación, pero algunas también al estilo de vida y la manera de relacionarnos con nuestros pares, con los animales y con la naturaleza.

¿Qué es el veganismo?

El veganismo pone en contexto el equilibrio y la ética para evitar consumir alimentos, productos y servicios que utilicen y perjudiquen a los animales.

Es una corriente que va más allá del régimen alimentario de quien lo practica. El veganismo está asociado a la gastronomía, a la cosmética, a los derechos de los animales, a la moda, etc.

En este sentido, se considera vegano todo producto o servicio que esté libre de sustancias de origen animal como los huevos, la miel, los productos lácteos, la cera animal, los colorantes y aditivos derivados de animales, entre otros.

Por tanto, las actividades y procesos que se llevan a cabo para producir bienes o servicios, también deben estar exentos del trabajo animal y cualquier tipo de uso asociado, para ser consideradas, y en todo caso certificadas, como veganas.

¿Existen los vinos veganos?

Si. En España y el resto de Europa hay un gran auge de bodegas que se han preparado y apuntado al tren del veganismo.

Ya sea por motivos ambientales, de salud, religiosos, filosóficos, éticos o de estilo de vida, cada vez hay una mayor número de adeptos a los vinos veganos, que buscan y encuentran en estos productos, aliados fundamentales de su dieta básica.

De hecho, haciendo valer los principios de la economía de mercado, con su ley de oferta y demanda, hoy en día, el grueso de las DD.OO. españolas cuentan con bodegas cuyos vinos en su totalidad, en algunos casos, se encuentran certificados y siguen la filosofía vegana.

Es elemental pensar que un vino, al ser un producto de origen natural, obtenido por la acción de las levaduras presentes en las uvas y el ambiente circundante a estas (en el viñedo y la bodega), tiene una base vegana, sin embargo, hay procesos relativos a su obtención, que no lo son.

La vinificación

Para entender en que momento un vino, hecho con uvas y bajo procedimientos, muchas veces, espontáneos, deja de llevar asociada una filosofía vegana: hay que desglosar el proceso de vinificación.

La vinificación implica en sí tres etapas básicas para la obtención del vino. La primera es la etapa prefermentativa, en la cual se realiza la selección y análisis de las uvas vendimiadas y todos los procesos que permitan obtener el mosto limpio para la posterior fermentación.

La segunda etapa acoge las fermentaciones alcohólica y maloláctica (optativa en algunos casos), que nos permitirán obtener “vino” y en cuya elaboración intervienen, como agentes exógenos, los hongos y bacterias.

Y es a partir de la fase post-fermentativa, en la cual se llevan a cabo procesos para dotar al vino de limpidez, cristalinidad y brillo, cuando intervienen sustancias de origen animal.

En las fases de post-fermentación se lleva a cabo la clarificación, estabilización y filtración del vino. Y en la clarificación se pueden utilizar sustancias de origen animal, vegetal o mineral, según criterio de la bodega.

La clarificación de vinos veganos

El proceso de clarificación de un vino se puede hacer con la utilización de claras de huevo, cartílagos de animales, cola de pez, caseína, albúmina seca de sangre… Todos productos derivados de animales.

Y también con derivados vegetales como las gelatinas de proteínas de guisante. O de origen inorgánico como las bentonitas (silicatos de origen volcánico), gel de sílice y carbones activos.

En este caso, toda bodega, que quiera seguir un criterio vegano, debe adscribirse a la utilización de material inorgánico o de origen vegetal para la clarificación de sus vinos.

De otro modo, algunas bodegas optan por no llevar a cabo este tipo de procesos realizados en la etapa de post-fermentación: ni clarificación, ni estabilización, ni filtrado.

Algo muy típico, también en los vinos naturales, es la realización de procesos post-fermentativos de forma estática o espontánea, como la sedimentación por gravedad y posteriores trasiegos.

En este caso, es primordial que el estado sanitario de las uvas y la bodega sea lo más impecable posible.

Esto debido a que a mayor podredumbre (noble o gris) habrá mayor número de coloides protectores que dificultarán la clarificación de los vinos de forma natural.

¿Cómo saber si un vino es vegano?

Pese a que no hay legislación específicamente dedicada al mundo del vino vegano, podemos recurrir a las dos principales entidades certificadoras presentes en el mundo del vino.

En Europa contamos con el sello V-Label en la categoría «vegano», de la European Vegetarian Union, presente en casi la totalidad de los vinos adheridos a esta corriente.

La European Vegetarian Union (EVU) es la promotora de V-Label. Se trata de una organización suiza, paraguas para numerosas organizaciones europeas activas en el campo del veganismo y el vegetarianismo, cuyo objetivo es promover la colaboración entre ellas.

Un sello V-Label, implica que el vino en cuestión, tiene trazabilidad en sus procesos y unas normas estandarizadas en materia vegana que imponen la exclusión de animales tanto para las labores de campo como en cualquier forma de aditivos industriales.

Y no basta con leer los ingredientes de una etiqueta porque, en muchos casos, hay trazas de productos que por ley no es necesario declarar y que pueden tener una base animal.

The Vegan Society, creada en 1944, fue la primera asociación en defender el veganismo en el mundo y su alcance mayor está en el mercado anglosajón.

Vinos veganos, vinos ecosostenibles

La elaboración de vinos veganos no se acota solamente a la prohibición de emplear productos de origen o con necesidades animales. Es una filosofía donde prima el equilibrio entre viñedos, bodega, hábitat, ecosistema, empleados y sociedad.

Por esta razón encontramos, que gran cantidad de vinos certificados como veganos, siguen una filosofía vertical que abraza la viticultura orgánica, ecológica y/o biodinámica.

No todos los vinos veganos son biodinámicos o viceversa, pero existe una gran mayoría que sí lo son.

Todas ellas, bodegas que intentan reducir las emisiones y el uso de fertilizantes mediante  la utilización de subproductos para proteger el medio ambiente y valiéndose del propio medio para sanitizar y mantener la viña.

¿Vinalogamos?

En España encontramos vinos veganos en DD.OO. como Ribera del Duero, Rioja, Navarra, Jumilla, Rueda, Toro, Valdepeñas, Utiel-Requena y muchos otros..

Te invito a buscar vinos con el sello vegano en tu tienda de confianza. No es cuestión solo de calidad (que suele haberla); es cuestión de un modo de entender nuestra relación con el entorno.

Mis recomendaciones: Un blanco y un tinto con certificación vegana.

Aroa Laia. DO Navarra. Garnacha blanca. De la cuadrilla Vintae. Aroa Bodegas defiende el diálogo entre el hombre y la naturaleza.

Una bodega viva que refleja el carácter de la tierra y comparte sus raíces con los viñedos ecológicos de garnacha blanca, con los que se elabora Laia.

Las Moradas de San Martín, vinos de garnacha con sello ecológico, biodinámico y vegano.

Una bodega que fusiona vino y literatura. Este vino ha sido embotellado sin filtrar, estabilizar, ni clarificar. Pureza de la Garnacha del terruño.

“Traía una botella de vino para pintarme los labios con una sonrisa de color rojo cereza y beberla a sorbos como la vida misma. Y despertar al día siguiente con él, abrazado a mi ombligo y la certeza de que no se podía ser más feliz”.

Relato de Luis Zueco. En la etiqueta del vino “Las Moradas de San Martín Senda”

¡Salud!

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