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Bienvenido otoño

Bienvenido otoño, bienvenidas las tardes en tonos ocres y rojizos; bienvenida la nueva estación con el cambio que exhibe en colores y aromas.

Muda mi piel, en su sentido más etéreo, a otro momento de cambio, de seguir hacia adelante y de llenar el vaso o, mejor aún, la copa, con optimismo y energías renovadas.

Este verano excepcional, obtuso y serpenteante, se va con sus noches cálidas, con su brisa fresca y nocturna, acompasada por serenatas interminables de cigarras. Au revoir  a la piel salada y al sol fundente entre mis poros. 

Ya está aquí una de mis estaciones preferidas para vinalogar.

Ahora a dedicar largas jornadas caminando entre los campos solitarios que han dado lo mejor de si un año más; a maridar queso y vino; contemplaré las gotas de lluvia que caen sin pausa, y a veces con prisa, sobre la hierba; e iniciaré nuevas lecturas que acompasen las tardes bermejas. 

Vinalogando con notas del otoño 

Vinalogar es un acto de nutrición, tanto para el cuerpo como para la mente y el espíritu. Vinalogar con un buen vino, libro, amigo, compañera, es multiplicar el acto de catar con los cinco sentidos. 

Para vinalogar este otoño, cambio de tercio con respecto al otoño de 2019 y, en este 2020, miro hacia Francia.

No estoy segura al afirmar que he encontrado un vino, porque tal vez ha sido a la inversa. Me ha hallado un vino, de manera solemne y, a la vez, divertida en medio de una cena que destilaba sinceridad y amor de ese que te entorna la mirada, sin remedio, una y otra vez. 

Otoño que te quiero ocre, otoño en la Borgoña, con sus campos vestidos del color del sol, de tierra de suelos calcáreos, de vinos polivalentes: encumbrados y debatidos a partes iguales.

Beaune

Un chardonnay de Premier Cru, de esos que no encuentras a la vuelta de la esquina, al menos en España. Viajamos hasta Beaune, en la región de Borgoña.

Ni tan suntuoso ni tan reputado como sus grandes vecinos, pero con la elegancia y la finura de un buen chardonnay.  Se hace perentorio presentar correctamente al Beaune Grèves Premier Cru – Le Clos Blanc.  

El viñedo de Beaune se encuentra entre la AOC Savigny-lès-Beaune al norte y la AOC Pommard al sur, siendo el más extenso el de la Côte de Beaune. 

En zona de Premier Crus

Dentro de la denominación no existen los Grand Cru, al igual que en Nuits-Saint-Georges. No obstante, encontramos 37 climats de Premier Cru.

Un vino blanco que en el primer trago en boca se hizo desear. Un tanto tímido y a la vez seductor. Poco a poco se fue expresando, impregnando cada espacio de mi boca, cada terminación nerviosa capaz de apreciarlo y disfrutarlo.

Graso, de buena acidez, con delicada ambivalencia entre la sutileza y la complejidad. Cuando lo acompañamos con una pasta de patatas al huevo, fue un ¡Eureka! En toda regla. 

Un vino que invita a la felicidad. A seguir la rueda del ciclo de la vida, aceptando las adversidades, en forma física, química o filosófica.

“La verdadera felicidad es disfrutar el presente sin depender ansiosamente del futuro, no para divertirnos, ya sea con esperanzas o temores, si no para descansar satisfechos con lo que tenemos, lo cual es suficiente”.

Séneca

Vinalogando en tinto

Mi versión tinta del otoño pertenece a Clos des Papes. A este Domaine y su Châteauneuf-du-Pape, festival de garnacha tinta y de otras once variedades, representativas del Sur del Ródano. 

Mediterráneo sutil, elegante y presuntuoso en boca. Una graduación de 15 grados que no percibes ni en la última gota de este elixir.

Vino fruto de vendimia manual bajo estándares rigurosos de selección y detalle. Fermentados con pie de cuba, remontajes diarios; simbiosis de tradición y creatividad.

Crianzas largas, mínimo de tres años en barricas usadas; siempre buscando equilibrio sin enmascarar, sin oxidar, sin restar protagonismo a lo realmente deleitable, que es el proceso de un ciclo de vida que llegó a su fin en la tierra y se renueva entre barricas y botellas. 

Fruta roja, felicidad, optimismo, amor, savoir-être… comprendidos en 32 hectáreas de viñedo repartidas entre diversidad de exposiciones y microclimas.  

Bienvenido otoño, bienvenida felicidad líquida. 

¡Salud!

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