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Valdeorras – un tesoro escondido de Galicia –

En las márgenes del río Sil, entre las famosas DDOO Ribeira Sacra y Bierzo, yace un región, una D.O. única y quizás poco conocida entre los españoles, y menos aún entre los foráneos. Valdeorras pide prestadas las uvas de sus vecinos, pero sigue manteniendo la singularidad que le otorga su “terroir”, y la elaboración de uno de los mejores vinos blancos de Galicia. 

Hablar de Valdeorras es hablar de un generoso valle, localizado entre dos estrechamientos, Covas y Montefurado, cortados por el río Sil. Vecina de Bierzo (y de la Ribeira Sacra), difícil hablar de Valdeorras sin hacer referencia a sus vecinas; que por proximidad mantiene similitud en clima y terruño. 

De hecho, sus viñedos por veces son considerados prolongaciones de los bercianos, y entre ellos se mantiene el cultivo de las dos uvas estrellas de ambas comarcas: la mencía para los tintos, y la godello para los blancos. 

Terroir

Valdeorras está marcada por un clima mediterráneo-oceánico. Dicho clima está caracterizado por inviernos fríos, veranos cálidos y otoños y primaveras suaves.  Además, está en una zona con una altitud ideal para su cultivo, que varía entre los 300 y los 700m de altitud en toda la comarca. 

En cuanto a los suelos, Valdeorras presenta una gran diversidad de tipos en sus 1300 hectáreas de extensión. Entre ellos podemos encontrar los aluviales-llanura, los aluviales-terraza, los arcillo-ferrosos, los calizos, los graníticos y los de pizarra.

El río Sil, que atraviesa la comarca de este a oeste, da origen a un valle con carácter muy asimétrico: laderas con muchas pendientes en su margen izquierdo, y más suaves en el lado derecho. 

Los otros ríos menos caudalosos como Xares, Bibei, Cigüeño y Casaio no llegan a formar valles, pero sí laderas donde se cultiva las viñas. 

La huella de Valdeorras

Sin embargo, la bandera vitivinícola de Valdeorras ha sido marcada por los vinos de godello. Dichos vinos han conseguido diversos premios como los mejores vinos blancos de Galicia.

A raíz del éxito alcanzado por el albariño, y la fiebre por estos monovarietales en 1974, nació el plan REVIVAL (Reestructuración del Viñedo de Valdeorras). Encabezada por Horacio Fernández y Luis Hidalgo, esta iniciativa tenía como objetivo la recuperación, potenciación y aprovechamiento de las variedades autóctonas de la zona. Todo ello para producir vinos de calidad, competitivos y rentables. 

Desde entonces muchas cosas han cambiado en esta comarca. En lo que se refiere a la renovación de la viña y la modernización de las bodegas.

El milagro del godello

En los años 80, con ayuda de los fondos agrarios europeos, la Xunta de Galicia puso bastantes ganas y lanzó un proyecto  para reordenar el sector vitivinícola de su C.A.. En Valdeorras el programa puso especial enfoque en la replantación de las cepas de godello. Dada la fama que el albariño alcanzaba ya en estos años, mucho productores pusieron mucho ahínco en lograr que la godello se asemejara a su primo-hermano. Eso porque por aquel entonces el albariño gozaba de buena reputación en España. 

Lo cierto es que la copia nunca será igual que el original, y a menos que la godello buscara diferenciarse, estaba condenada a ser el “primo-pobre” de Galicia. 

Por fortuna, estamos delante de una varietal que reúne cualidades suficientes para ser reconocida como cualquier otra uva blanca de buena reputación del país. Con las condiciones idóneas, justo las que goza Valdeorras, la godello ha triunfado entre muchos críticos y sibaritas del vino. 

Mencía de mi vida

En las márgenes del río Sil, entre las famosas DDOO Ribeira Sacra y Bierzo, yace un región, una D.O. única y quizás poco conocida entre los españoles, y menos aún entre los foráneos. Valdeorras pide prestadas las uvas de sus vecinos, pero sigue manteniendo la singularidad que le otorga su “terroir”, y la elaboración de uno de los mejores vinos blancos de Galicia.
Regiones de la Mencia: Valdeorras, Ribeira Sacra, Bierzo…

Por otro lado, entre los tintos, marcados por el cultivo y elaboración de la maravillosa mencía, no podemos dejar de mencionar los vinos de la bodega Joaquin Rebolledo. Esta bodega, localizada en A Rúa, está activa desde 1982, y merece mención porque ha conseguido otorgar una reputación a los tintos que desde entonces no existía en Galicia.

Aún recuerdo que fue a través de su vino mi iniciación en los mencías gallegos. 

Con un mencía monovarietal, como se suele hacer en Bierzo y en la Ribeira Sacra, Joaquin Rebolledo apostó por elaborar un vino de buen nivel rompiendo con el mito de que Galicia sólo produce vinos blancos jóvenes. 

Desafortunadamente, y pese al ejemplo que ha sido seguido por varios bodegueros, los tintos de Valdeorras siguen siendo perfectos desconocidos fuera de Galicia. Poco a poco va ganando reconocimiento en España, y esperemos que poco a poco la gente lo vaya descubriendo. 

Y tú, ¿te quedaste con ganas de vinalogar con un Valdeorras?

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